El Abrazo de Dios

En este mundo en el que vivimos, es fácil sentirnos solos, perdidos y sin dirección. Pero El Abrazo de Dios es la certeza de que nunca estamos solos, de que siempre hay “alguien” que nos ama y nos acompaña en cada paso que damos. Es la promesa de un Padre amoroso que nos espera con los brazos abiertos, listo para abrazarnos y consolarnos en cualquier momento.

En la parroquia de los Santos Inocentes, queremos invitaros a que sintáis el Abrazo de Dios a través de la Alabanza, la Adoración Eucarística, la Intercesión, y la Confesión.

La Alabanza es una forma de proclamar la grandeza de Dios y reconocer las obras maravillosas que realiza en nosotros. Cantamos, rezamos y ofrecemos nuestras vidas como un sacrificio vivo en honor a nuestro Señor.  Nos unimos en una sola voz para elevar nuestras alabanzas al cielo.

La Adoración Eucarística, nos hace experimentar la presencia de Dios que obra con poder entre nosotros, derramando sus bendiciones, sanando los cuerpos y las almas, como lo hacía el Señor cuando vivía en carne mortal. Jesús Eucaristía preside la oración de El Abrazo de Dios de principio a fin. Él inspira la alabanza, y asiste a los intercesores durante el tiempo de la intercesión personal.

La Intercesión es el acto de pedir a Dios por nuestras necesidades y las de los demás. En nuestra parroquia, tenemos un equipo de intercesores que están siempre dispuestos a orar por cualquier situación que se nos presente. No importa cuál sea tu necesidad, puedes estar seguro de que habrá alguien que intercederá por ti y te ofrecerá de parte del Señor una palabra de luz y de consolación.

Finalmente, la Confesión es la oportunidad de reconciliarnos con Dios y con nuestros hermanos. Todos pecamos, pero el Abrazo de Dios nos da la oportunidad de pedir perdón y empezar de nuevo.

En nuestra parroquia, queremos sentir el Abrazo de Dios en todo momento. Nos esforzamos por crear un ambiente de amor y comunión, en el que todos puedan sentirse acogidos y valorados. Os invitamos a uniros a nosotros en este camino de fe, y a descubrir el inmenso amor que Dios tiene por cada uno de nosotros.

¡Os esperamos con los brazos abiertos!